SANTA MARIA LA BLANCA O LA VIRGEN BLANCA
Esta obra se llama "Santa María La Blanca ó La Virgen
Blanca". Es una representación
mariana de gran fama dado que tiene varias copias como por ejemplo, la de la
Catedral de Palencia. Pertenece al estilo gótico de finales de siglo XIV. Es de
autor anónimo pero se sabe que es de una escuela francesa. Actualmente se
encuentra sobre el altar del coro de la Catedral de Toledo aunque originariamente
estaba a la entrada de la catedral a la altura de los fieles para que la
pudiesen ver mejor.
Se trata de una escultura exenta de bulto redondo, es
decir, realizada para observar desde todos sus ángulos. El material realizado
para su construcción fue el mármol policromado, que podemos observar en los
cabellos, la corona y la franja de los vestidos. Su rostro es ovalado, tiene
los ojos rasgados y una sonrisa alegre. La escultura la Virgen mide 153cm. Está
de pie y sostiene al Niño Jesús con el brazo izquierdo y con expresión
cariñosa. El niño sostiene una fruta y acaricia a su madre en la barbilla.
Ambos personajes tienen una actitud y un rostro amable, visible en los gestos
sonrientes de la madre. Se puede observar la proporcionalidad y la belleza
ideal tanto en los rasgos de la Virgen como en los del Niño, éste último representando
con gracia infantil. . El cuerpo de la Virgen se arquea por el peso del Niño
generando una postura de “contraposto”
en forma de “S” por lo que le da sensación de movimiento. El rostro y
las manos son de color natural pero se encuentra oscurecida por el paso del
tiempo. Los cuerpos quedan escondidos bajo los ropajes que refuerzan su
naturalidad y su elegancia. Visten túnicas y como color primordial de los
mantos son el blanco, como símbolo de virginidad y pureza, y con pequeños
detalles dorados, como símbolo celeste. A la virgen le cubre un velo los
brazos, parte de la cabeza y la espalda.
La
escultura refleja la nueva sensibilidad religiosa así como los cambios estéticos
producidos a lo largo de la Edad Media. durante el románico, el tema de la
Virgen como “teotocos” o "trono de Dios" en la que María se convierte en el propio trono sobre el que reposa
su Hijo. De este modo siempre adquiría los valores de un emperador infante. Aparecía
hierática, inexpresiva, alejada de cualquier naturalismo y ajena a los
sentimientos humanos ya que la Virgen románica era una imagen de valor
simbólico
En el gótico se da paso al tema de la Virgen como Madre,
estableciendo una conexión y una vinculación familiar
de cariño a su hijo que no existía en las vírgenes románicas por lo que se
rompe esa frontalidad de la escultura románica. Por el contrario se
pretende reproducir un realismo mucho
más natural y humano.
Es más estilizada y proporcionada. Con
esto se intenta, a través del Arte de acercar al creyente a Cristo y la Virgen,
incidiendo en su faceta más humana, de manera que este tema de la Virgen como
el Cristo así como el de la Piedad, fueron los temas más utilizados en la
escultura gótica europea.
La Virgen
Blanca ha sido convertida en paradigma del arte amable,
refinado y elegante que refleja los gustos y creencias de la sociedad del siglo
XIV por lo que se convierte en imagen simbólica de la iglesia.
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