martes, 22 de enero de 2013

Virgen Blanca de Toledo



SANTA MARIA LA BLANCA O LA VIRGEN BLANCA


Esta obra se llama "Santa María La Blanca ó La Virgen Blanca".  Es una representación mariana de gran fama dado que tiene varias copias como por ejemplo, la de la Catedral de Palencia. Pertenece al estilo gótico de finales de siglo XIV. Es de autor anónimo pero se sabe que es de una escuela francesa. Actualmente se encuentra sobre el altar del coro de la Catedral de Toledo aunque originariamente estaba a la entrada de la catedral a la altura de los fieles para que la pudiesen ver mejor.

Se trata de una escultura exenta de bulto redondo, es decir, realizada para observar desde todos sus ángulos. El material realizado para su construcción fue el mármol policromado, que podemos observar en los cabellos, la corona y la franja de los vestidos. Su rostro es ovalado, tiene los ojos rasgados y una sonrisa alegre. La escultura la Virgen mide 153cm. Está de pie y sostiene al Niño Jesús con el brazo izquierdo y con expresión cariñosa. El niño sostiene una fruta y acaricia a su madre en la barbilla. Ambos personajes tienen una actitud y un rostro amable, visible en los gestos sonrientes de la madre. Se puede observar la proporcionalidad y la belleza ideal tanto en los rasgos de la Virgen como en los del Niño, éste último representando con gracia infantil. . El cuerpo de la Virgen se arquea por el peso del Niño generando una postura de “contraposto”  en forma de “S” por lo que le da sensación de movimiento. El rostro y las manos son de color natural pero se encuentra oscurecida por el paso del tiempo. Los cuerpos quedan escondidos bajo los ropajes que refuerzan su naturalidad y su elegancia. Visten túnicas y como color primordial de los mantos son el blanco, como símbolo de virginidad y pureza, y con pequeños detalles dorados, como símbolo celeste. A la virgen le cubre un velo los brazos, parte de la cabeza y la  espalda.

La escultura refleja la nueva sensibilidad religiosa así como los cambios estéticos producidos a lo largo de la Edad Media. durante el románico, el tema de la Virgen como “teotocos” o "trono de Dios" en la que María se convierte en el propio trono sobre el que reposa su Hijo. De este modo siempre adquiría los valores de un emperador infante. Aparecía hierática, inexpresiva, alejada de cualquier naturalismo y ajena a los sentimientos humanos ya que la Virgen románica era una imagen de valor simbólico 
En el gótico se da paso al tema de la Virgen como Madre, estableciendo una conexión y una vinculación familiar de cariño a su hijo que no existía en las vírgenes románicas por lo que se rompe esa frontalidad de la escultura románica. Por el contrario se pretende reproducir un realismo mucho más natural y humano. Es más estilizada y  proporcionada. Con esto se intenta, a través del Arte de acercar al creyente a Cristo y la Virgen, incidiendo en su faceta más humana, de manera que este tema de la Virgen como el Cristo así como el de la Piedad, fueron los temas más utilizados en la escultura gótica europea.

La Virgen Blanca ha sido convertida en paradigma del arte amable, refinado y elegante que refleja los gustos y creencias de la sociedad del siglo XIV por lo que se convierte en imagen simbólica de la iglesia.

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