miércoles, 17 de octubre de 2012

Partenon. Ruben Garzaran


EL PARTENÓN DE ATENAS


El edificio a exponer es el Partenón, la mayor obra arquitectónica de toda Grecia clásica. Fue construido por Ictinio, Calícrates y Fidias, que fue el encargado de realizar las esculturas del templo, entre los años 447a.c. y 432a.c. en el periodo de la Atenas de Pericles y fue el foco principal de Acrópolis, ejerció el papel de templo durante el periodo griego clásico y la entrada al interior de los ciudadanos atenienses estaba prohibida.

Desde el exterior se puede observar que al orden arquitectónico al que pertenece es el dórico y que su planta es rectangular con 30 metros de ancho por 70 de largo. También podemos calificar al Partenon diciendo que es períptero (rodeado completamente por columnas), octástilo (8 columnas al frente) y anfipróstilo (flanqueado por dos pórticos). Por su interior podemos sacar algunas características importantes, la primera es que tiene dos naos, la principal es notablemente mas grande, y en ella se encontraba la escultura de “Atenea Parthenos” rodeada de columnas de orden dórico y conectaba con la pronaos por una puerta hecha en bronce situada en el centro de la pared que daba al exterior. La segunda naos era la que guardaba los tesoros del templo se conectaba con su pronaos mediante una puerta de bronce situada en el centro de la pared que colindaba con esta y no estaba conectada directamente con la primera naos. Lo más significante de esta sala es que las columnas que sostenían la cubierta eran de origen jónico. Algunos historiadores dicen que esto se debe a que Pericles ordenó poner algún elemento jónico en el templo para honrar homenajear a sus aliados jonios que habían sido humillados por el gran enemigo histórico de Atenas, Esparta, pero esto está contrastado.

De sus columnas exteriores podemos decir que se asientan directamente sobre el estilóbato y su capitel esta formado por un equino y un ábaco los cuales forman una moldura cóncava denominada collarino con la que se unen al fuste, que tiene una altura de 10,43 metros divididos en 11 módulos. En definitiva, las columnas exteriores son de un claro estilo dórico, estas rodeaban el perímetro del templo repartidas 17 en cada lado y 8 en cada frente. También había 6 columnas dóricas entre la pronaos y el estilóbato en las zonas de los lados menores, es decir, era hexastilo.

Los frontones se situaban en los dos lados menores, entre la cornisa y el tejado se formaba un triángulo isósceles, cuyo perímetro estaba recorrido por una cornisa saliente para que el tímpano pudiera ser decorado por esculturas, las cuales fueron realizadas por Fidias. Bajo el frontón se observa un friso compuesto por metopas y triglifos en los cuales se representaban escenas míticas de la época, este friso recorría todo el templo.

Cabe destacar que los arquitectos Ictino y Calícrates consiguieron lograr un grado óptimo de belleza gracias a la armonía y la proporción que transmitía el templo, y el elevado grado de perfección con el que fue realizado el partenón ateniense. Se usó el empleo de leves asimetrías para que el ojo humano no viera ningún error en el santuario, hay una ligera curvatura en el entablamento,  el espacio que hay entre columna y columna es desigual, las columnas situadas en los extremos del edificio son mas anchas y en los fustes se emplea la éntasis. Todo esto desemboca en los humanos percibimos unas líneas rectas perfectas en el entablamento y las columnas y un espacio exacto entre columna y columna.

El material empleado para su construcción fue la piedra caliza y un material nuevo por aquel entonces, el mármol blanco del monte pentélico, que nunca antes había sido utilizado en ninguna construcción. Aunque en la actualidad no muestra apariencia de color alguno, hay documentos que constatan que en la época de la Grecia clásica estuvo pintado. La escultura de “Atenea parthenos” que se encontraba en su interior estaba compuesta por oro y marfil, y tenía una altura de 12 metros aproximadamente, como las esculturas del frontón también fue esculpida por Fidias.

Hablar del partenón significa hablar de historia, incluso antes de ser construido este santuario ya fue impregnado de esta. El partenón que hoy conocemos fue construido con el fin de suplir otro “partenón”  anterior que había sido incendiado por los persas cuando aun estaba en construcción en el año 480a.c. A lo largo de los años el partenón ha sufrido diferentes cambios de finalidad dependiendo quien gobernara la zona en la que se encontraba, y que fueron deteriorando el santuario progresivamente. Desde 1208 hasta 1258 el Partenón fue transformado en una iglesia bizantina, en 1458 pasó a ser una mezquita turca, aunque posteriormente los turcos cambiaron su finalidad y decidieron usarlo como almacén de pólvora, y como se podía esperar, en 1687, estalló debido a una serie de disparos del ejercito veneciano. Este estallido dañó considerablemente la estructura del partenón. Posteriormente entre los años 1801 y 1803 gran parte de los elementos que decoraban al partenón fueron expoliados por los ingleses, dichos elementos, aun están en posesión británica, y se exponen en el museo británico de Londres. Tras todas estas vivencias, el partenón no había acabado de sufrir deterioros, ya que en el año 1894 tuvo lugar en Grecia el peor terremoto de su historia, y sus consecuencias se vieron reflejadas en el antiguo santuario de Atenea. Actualmente el partenón se encuentra en labores de reconstrucción y conservación, rodeado de elementos de construcción para que el tiempo no pueda privar a nadie de esta obra de arte.

Para concluir este comentario del partenón he destacado dos citas textuales sobre el partenón, la primera es de Le Corbusier, (1887-1965) arquitecto francés de los mas influyentes del siglo XX:

“Admiro la perfección desde que ví el partenón”

La segunda cita es de Plutarco, historiador romano que vivió entre el 50 y el 120 d.c, refiriéndose a los edificios de la Acrópolis ateniense y que es aplicable al partenón:

“De tal manera brilla siempre en ellos una flor de juventud que ha preservado su aspecto del paso del tiempo. Parece como si estas obras tuvieran un soplo siempre vivo y un alma inaccesible a la vejez”

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