LAS TERMAS
DE CARACALLA
Alba Calvo Navarro
Las
termas fueron los edificios sociales más importantes de Roma, considerados
lugares de ocio y de recreo. Pero además del cuidado del cuerpo, se procuraban
realizar diferentes actividades como conciertos o lecturas, ya que como decía
Juvernal: “La mente y el cuerpo tienen
igual derecho a la salud”.
Las
primeras termas fueron inauguradas por el emperador Marco de Agripa, a este le
siguieron otras como las termas de Nerón en el 68 d.C., las cuales estaban
basadas en un eje central con distribución idéntica a ambos lados, las de Tito
y Trajano y posteriores a las termas de Caracalla encontramos entre otras las de Diocleciano, construidas casi un siglo
después que estas, eran muy similares en forma pero su mayor diferencia es que
en estas cabían 3000 personas mas casi el doble
que en las de Caracalla.
Las
termas de Caracalla son iniciadas en 206 d.C. y completadas entre 212 y 217
d.C.
Su
impulsor fue el emperador Séptimo Severo, aunque fueron realizadas durante el
reinado de su sucesor Caracalla para perpetuarse en la historia como alguien
importante y poderoso. A diferencia de los baños anteriores estos se diseñaron
a escala colosal, sobretodo en lo relativo a bóvedas y decoración.
El
conjunto ocupa una extensión de más de 13 hectáreas , el
edificio principal tenia 228m de largo por 166 de ancho y 38,5 de alto. Las
termas acogían a 1600 personas.
Pese
a ser unas termas de carácter popular, a diferencia de de las de Nerón o
Trajano que eran termas aristocráticas, están construidas con magnifico
materiales. Contaban con una gran decoración, esculturas tan importantes como “El
Hércules descansando” o “El toro Farnesio” (la mayor escultura de bulto redondo
de la antigüedad clásica que ha llegado a nuestros días, la obra fue muy
estimada e imitada existiendo un fresco pompeyano con este motivo y en la
actualidad esta escultura se encuentra en el museo de Nápoles ), varias bañeras
gigantescas de mármol esculpidas en un solo bloque, las cuales se trasladaron
al centro de Roma para usarlas como fuentes, pero sin duda la verdadera riqueza
decorativa la encontramos en los mosaicos localizados en el suelo, de motivos
geométricos, florales y figurativos. La gran mayoría de los que aun se
conservan pertenecía al suelo del segundo piso ahora ya derruido.
En
el recinto exterior que llegaba a alcanzar los 300m de lado, presentaba en su
fachada una larga línea de porches de forma simétrica, con una serie de locales
a dos niveles que probablemente serían tiendas, a cada lado encontrábamos tres
amplias salas y al fondo un medio estadio, con una magnifica gradería que
ocultaba las grandes cisternas.
Desde
el vestíbulo se accedía al apodyteria o vestuario, y una vez allí se accedía a
la palestra (el gimnasio), la zona era un amplio patio sin cubierta rodeado en
tres lados por pórticos, con un techo abovedado y suelos de mosaicos de espiga,
en el otro lado había un amplio semicírculo.
Al
finalizar los ejercicios los romanos se dirigían a las termas. Donde
encontramos tres salas, el frigidarium
donde se tomaban los baños fríos, tenia 100m de longitud 25 metros de anchura y
35m de altura. Estaba cubierto por
enormes bóvedas de arista sostenidas por columnas adosadas que se coronan con
elegantes entablamentos. Al norte del frigidarium se hallaba el natatio, o gran
piscina y al sur de este se ubica el tepidarium, donde se tomaban los baños
templados y el caldarium, sala circular dedicada al baño de agua caliente, de
vapor y al masaje, cubierta de una cúpula de media naranja. Para que todo este
recorrido de agua fuese posible es muy importante destacar el sistema de
abastecimiento de agua y los hornos.
El
agua era traída de los manantiales de Subiaco a 100Km de Roma, por el acueducto de Aqua Marcia y se
depositaba en sus enormes cisternas con
una capacidad de 80000m3, desde
allí bajaba por unos tubos que atravesaban los jardines rumbo al edificio.
Calentar
el agua fue bastante complejo se utilizaban dos hornos uno exterior y otro
interior, donde se encontraban esclavos avivando las llamas para conseguir
diferentes temperaturas, además para la difusión del calor se elaboro el
sistema de hipocausto (sistema de calefacción del suelo).
Los
sistemas constructivos en las termas de Caracalla son los habituales en Roma:
el hormigón, arcos de descarga en los muros, revestimientos de mármoles y
estucos, etc. Solo se introduce una novedad, en algunas salas se emplea por
primera vez la pechina, como elemento que permitiera asentar cúpulas en
estancias de planta circular.
En
conclusión podemos decir que el propósito de Caracalla se cumplió ya que en
cada punto de esta impactante edificación se observaba la grandiosidad y majestuosidad
con la que el emperador quería ser recordado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario