martes, 21 de mayo de 2013


El Ángelus

Alba Calvo Navarro

El Realismo Francés (1848-1870) es un movimiento que surge propulsado por las revoluciones que provocaron el emperador francés Luís Felipe (anuló la libertad de prensa, de reunión, de expresión y ordenó matanzas indiscriminadas en las barricadas parisinas). Muchos de los pintores realistas se sienten atraídos por las ideologías surgidas de estas revoluciones. En pintura, el precedente más inmediato es el paisajismo de la Escuela de Barbizon, a la cual se aproximó Millet de ahí sus cuadros con temas de labores campesinas con más naturalismo que reivindicación social. Respecto a la estética realista podemos ver se suma al detallismo y la verosimilitud, y se aleja de las composiciones extravagantes. Los óleos pretenden ser claros y directos en la transmisión de su mensaje, para lo cual se remiten a una perfecta captación de la psicología de sus personajes, así como de las realidades materiales.

El papel del artista pasa a ser despertar la adormecida conciencia social sobre los terribles problemas sociales de la industrialización: trabajo infantil y femenino, jornadas laborales interminables,  condiciones insalubres de las ciudades industriales, desarraigo de la emigración rural, etc. Jean-François Millet pintor francés nació en Gruchy (1814) y falleció en Barbizon (1875 Francia). Se le puede adjuntar a dos estilos: Realismo francés e Impresionismo. Nació en una familia de campesinos de Normandía y, gracias a una beca, pudo estudiar pintura en París, en el estudio de Delaroche. Sus primeros retratos y cuadros mitológicos nada tienen que ver con sus posteriores obras de tema campesino, en las que se enaltecen la vida y las ocupaciones diarias de las gentes que trabajan en el campo. La primera de estas creaciones, a las que está indisolublemente unido el nombre de Millet, fue El cribador, presentado en el Salón de 1848, al que más tarde siguieron Las espigadoras, El Ángelus, sin duda su obra más conocida, y El sembrador, cuadros todos ellos de figuras humanas definidas con vigor sobre un fondo de paisaje verídico. En 1849, se estableció en Barbizon, donde permaneció el resto de su vida; aunque propiamente no perteneció a la famosa escuela de pintores de Barbizon, sí encarnó, como ellos, el deseo de huir de la vida urbana. A partir de 1863 y bajo la influencia de su amigo Théodore Rousseau, se dedicó con mayor intensidad al paisaje (La primavera, El crepúsculo). En 1859, El Ángelus le reportó la fama y la fortuna que no había logrado con sus obras anteriores, y ello le supuso salir por primera vez de la pobreza. Esta obra, sin embargo, lo encasilló como un pintor de efectismo sentimentalista, lo cual perjudicó su imagen hasta fechas recientes. El Ángelus es sin duda la obra maestra de Millet. En la imagen, aparecen dos campesinos orando y dando gracias a Dios por la cosecha obtenida. Millet no se interesa ni por la clase social de los campesinos, ni por sus características, sino por la figura simbólica del campesino y sus gestos. El hombre y la mujer agachan las cabezas, él aparece agarrando su sombrero y ella con sus manos al pecho. A sus pies, hay una cesta con los frutos y el apero de labor.


Millet adora la penumbra y eso se puede ver en este lienzo, la escena se desarrolla al atardecer, quedando las dos figuras en zonas de luz y sombra, en un contraste de gran belleza. Este interés por la luz natural acerca a Millet al Impresionismo, aunque su verdadero estilo era el Realismo. Su pincelada es firme y segura al igual que el dibujo, emplea colores suaves para el campo y más oscuros para los personajes, reflejando las vestimentas de los campesinos a la perfección. Este pintor tiene un carácter exclusivo y metódico cuyo significado político es mucho menos subversivo de lo que pensaban sus contemporáneos. Cuando Salvador Dalí vio por primera vez el cuadro El Ángelus del pintor francés Millet, se vio invadido por una sensación extraña. En la imagen de la obra de Millet se aprecia una pareja de campesinos en actitud respetuosa, podría decirse que orando. En el suelo, al lado del campesino una horca clavada y en medio de ambos, un saco de patatas. Algo tan en principio, inocente, despertó la paranoia de Dalí, al punto de obsesionarse con el cuadro. Él veía más cosas en la imagen, cosas que nadie veía. Cierto o no que Dalí veía más cosas en el cuadro, la verdad es que analizado el lienzo con rayos X, se podía apreciar la presencia de un ataúd infantil debajo del saco de patatas. Este extremo lo había confirmado Dalí mediante conversaciones con un amigo de Millet. Según este amigo, el pintor francés había tapado el ataúd porque se había enterado que eso no sería del gusto de las nuevas modas parisinas. Acertó de lleno al cambiarlo como se vio, ya que la imagen pasó a decorar gran parte de los hogares franceses, pero escondió sus verdaderas intenciones, las de representar la muerte de un niño, el hijo de dos campesinos, enterrado en el campo sin más noticias para el resto del mundo que la presencia de sus padres.

Aislada en el primer plano, en medio de una inmensa y desierta llanura, la pareja de campesinos adopta unos aires monumentales, pese a las dimensiones reducidas del lienzo. Otros elementos dan perspectiva al cuadro como; las herramientas de trabajo, la carretilla y el pueblo al fondo (utiliza la perspectiva aérea)


Como conclusión  en esta cita textual del autor se observa que la obra se trata de un recuerdo de su infancia, ya que Millet no tenía la intención de exaltar ningún sentimiento religioso. : "El Ángelus es un cuadro que he realizado, pensando en como, trabajando antaño en el campo, a mi abuela no se le escapaba, cuando oía tocar la campana, de hacer que nos detuviéramos en nuestra labor para rezar el ángelus para estos pobres muertos ".

 

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