domingo, 26 de mayo de 2013
EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS
Francisco de Goya y Lucientes, famoso pintor y grabador español nacido en Fuendetodos (Zaragoza) el 30 de marzo de 1746.
Goya, cuya obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo, es además, inaugurador del romanticismo, y considerado como el precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.
Goya vivió además, la invasión napoleónica, y la guerra de la independencia, hechos que le influyeron profundamente en sus obras.
Su aprendizaje fue lento y tardío, y se dedicó sobre todo a aprender en el ámbito del estilo barroco. Su influencia es velazqueña. Más tarde viaja a Italia en 1770 y toma contacto con el neoclasicismo el cual adoptará cuando marcha a Madrid. En esa época tendrá su primer trabajo como pintor de cartones debido a su matrimonio con Francisca, en los que demostrará un gran carácter costumbrista para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara, como el Quitasol.
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El estilo pictórico de Goya cambia a partir de 1792, posiblemente debido a una enfermedad que sufre el pintor, la sordera. Este cambio consiste en la acentuación del pesimismo y de la mordacidad, pintando obras de naufragios, locos…
Fue en este periodo cuando comenzó a realizar una serie de grabados de Los caprichos, donde censura los errores y los vicios humanos.
Pero Goya ya había realizado otros grabados sueltos, como el de la Huída a Egipto (1771), el agarrotado (1778-1780), y las cuatro litografías de los toros de Burdeos.
Los caprichos es una serie de 80 grabados en los que Goya representa una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII, sobre todo de la nobleza y del clero.
Por ello, la importancia de los grabados de Goya no está en la técnica utilizada, sino en lo que quiere transmitir.
En esta etapa, Goya se relacionaba con los personajes intelectuales más importantes de España, y esto influyó en los grabados.
También se convirtió en retratista real de Carlos IV.
En la primera mitad presentó los grabados más realistas y satíricos criticando desde la razón el comportamiento de sus congéneres. En la segunda parte abandonó la racionalidad y representó grabados fantásticos donde mediante el absurdo mostró visiones decepcionantes de seres extraños.
Goya concibió inicialmente esta serie de grabados como Sueños (y no como Caprichos).
Los Sueños serían una versión gráfica de los Sueños literarios del escritor satírico Francisco de Quevedo que escribió entre 1607 y 1635 una serie donde soñaba que estaba conversando en el Infierno, tanto con los demonios como con los condenados. En los Sueños de Quevedo, como después en los Caprichos, los pecadores conservan su forma humana o toman atributos de animales que simbolizan sus vicios.
Goya se burló además, de la inquisición (aquellos polvos trajeron estos lodos) y acabó regalando las ediciones de los caprichos al rey Carlos IV por ello.
Los Caprichos carecen de una estructura organizada y coherente, pero posee importantes núcleos temáticos. Los temas más numerosos son: la superstición en torno a las brujas, que le sirve para de forma tragicómica expresar sus ideas sobre el mal; la vida y el comportamiento de los frailes; la sátira erótica que relaciona con la prostitución y el papel de la celestina; y en menor número la sátira social de los matrimonios desiguales, de la educación de los niños, de la Inquisición.
En la primera parte, uno de los grupos más numeroso y más autobiográfico es el dedicado a la sátira erótica. (Bien tirada está).
Un segundo grupo critica los convencionalismos sociales, Goya lo hace deformando hasta la exageración los rasgos de los que encarnan los vicios y torpezas humanas, y además se critican los matrimonios de conveniencia (¡Qué sacrificio!).
Otro capricho interesante donde se desvelan los ideales de Goya es el capricho 42 (Tú que no puedes) donde representa a la nobleza y al clero como burros contentos. Esto está dentro de las asnerías.
También hay otros grupos como los de brujas, y duendes.
Como grabador alcanzó la madurez en esta serie. Anteriormente había realizado otra serie con grabados de pinturas de Velázquez. Goya precisó aprender a grabar pues entonces los pintores no conocían esta técnica, más bien se consideraba un trabajo de artesano. La técnica habitual en España era el grabado a buril que precisaba diez años de aprendizaje. Goya aprendió una técnica diferente, el aguafuerte, que es similar a dibujar. Aprendió además una segunda técnica mucho más complicada, el aguatinta, que le permitía gradaciones de manchas desde el blanco al negro, algo similar a realizar aguadas en pintura. Empleó ambas técnicas simultáneamente, era algo novedoso y consiguió unos grabados que son bastantes parecidos a las pinturas.
Los grabados de los caprichos están realizados con la técnica del aguafuerte (Consiste en recubrir una plancha pulimentada, generalmente de cobre, con un barniz impermeable a la acción de los ácidos. Luego se traza el dibujo con un punzón sobre el barniz dejando al descubierto el metal.
Finalmente, se somete la plancha al mordido del ácido, el cual, al atacar al metal traduce en surcos aquellas líneas trazadas en la capa del barniz. Esos huecos reciben después la tinta que pasará al papel en la impresión).
Ahora nos centramos en el capricho número 43, el sueño de la razón produce monstruos.
Este grabado iba a presidir la serie en un principio, acabando en el número 43 en la edición definitiva. Podemos ver como el pintor cae rendido sobre su mesa de trabajo, rodeándole una serie de animales, sus propios monstruos y fantasmas. Con esta imagen querría indicarnos cómo la razón libera sus fantasmas durante el sueño, a través del subconsciente, por lo que se supone un anticipo del Surrealismo. También podría aludir al deseo del artista por desenmascarar todos los monstruos de la sociedad a través de sus estampas, destacando así el poder de la razón sobre las tinieblas de la ignorancia, filosofía característica del pensamiento ilustrado.
La luz es una característica muy importante ya que recae directamente sobre el cuerpo de Goya y deja ensombrecidas algunas lechuzas y el fondo, lo cual nos da sensación de profundidad.
La composición gira entorno a un primer plano en el que se encuentra el artista dormido, sobre su mesa de trabajo, donde figuran esparcidas hojas de papel de dibujo y lapiceros; y un segundo plano en el que quedan las criaturas nocturnas: un gato, murciélagos, búhos y lechuzas de agitado vuelo... Las alas abiertas de estas aves reflejan una sensación de movimiento. Es bastante realista, aunque de una manera idealizada, ya que simboliza la sociedad de la época, que era el objetivo de Los caprichos.
Goya además realiza otra serie de grabados donde nos muestra el fuerte carácter tradicional del que disponía; la Tauromaquia, una serie de grabados con temática taurina.
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