La Trinidad
La Trinidad es un fresco realizado por el pintor italiano renacentista Masaccio. Fue figura clave de la pintura del siglo XV, contemporáneo del gran arquitecto Bruneslleschi y del escultor Donatello, con los que comparte la investigación sobre la perspectiva hasta lograr un sentido del espacio nuevo como es el espacio del primer renacimiento.
Masaccio murió a los 28 años en el año 1428.
En cuanto a la obra, el título completo es la Sagrada Trinidad, con la Vírgen, San Juan y donantes.
La obra se realiza en el siglo XV, un siglo que pertenece al Renacimiento, concretamente al Quattrocento italiano. En este periodo se interesa por la proporción y la armonía. Aparece una nueva forma de representar el espacio basado en leyes geométricas, según las cuales los objetos se ven de menor tamaño a medida que están más alejados del espectador.
La Trinidad está pintada en uno de los muros laterales de la iglesia de Santa María Novella de Florencia en Italia.
La cual sus dimensiones son de más de 6,5 metros de altura por más de 3 metros de anchura.
La pintura representa el dogma de la Trinidad, en el marco de una capilla inspirada en los arcos de triunfo romanos, con una bóveda de medio cañón dividida en casetones y sostenida por columnas jónicas, flanqueadas a su vez por pilastras que sostienen un entablamento.
Con este fresco, Masaccio alcanza la perfección absoluta de la perspectiva. El uso que hace Masaccio de la perspectiva hace que la composición sea un trampantojo que hace parecer que el muro está efectivamente perforado.
Utiliza colores de tonalidad cálida: ocres, naranjas y rojizos que dan volumen a los personajes.
El tema de la Trinidad está representado en una Crucifixión, pero que además incorpora a la escena a dos adoradores que están dentro del arco en perspectiva. Fuera del arco están los “donantes”. Estos últimos pagaban la obra y querían estar dentro del cuadro.
Por debajo de ellos, y funcionando como base de la composición, hay un altar de mármol bajo el cual se ve un esqueleto yacente, en el que revela la antigua advertencia, en claras letras: IO FU GIÀ QUEL CHE VOI SETE: E QUEL CHI SON VOI ANCOR SARETE. (fui lo que tú eres y lo que yo soy tú serás).
El único movimiento que aparece en el conjunto de la pintura es el gesto sencillo de la Virgen señalando al Hijo en la cruz. Las demás figuras parecen estatuas y tienen la sensación de que las podamos tocar.
En cuanto a la simbología de los personajes: el esqueleto simboliza la muerte, Dios Padre la vida eterna, los donantes la oración, San Juan y la virgen la intercesión de los santos, y cristo crucificado simboliza la rendición.
Para finalizar una cita textual de Vasari:
“Lo más bonito, sin embargo, a parte de las figuras, es la bóveda de medio cañón dibujada en perspectiva y dividida en compartimentos cuadrados que contienen rosetones escorzados y retrocedidos de manera tan habilidosa que la superficie parece estar dentada”
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