viernes, 15 de marzo de 2013

La Vocación de San Mateo- Maryam



La Vocación de San Mateo es un cuadro del pintor italiano Caravaggio, que pertenece al ciclo de la Vida de san Mateo. La obra fue encargada en 1599 para formar parte de la decoración de la Capilla Contarelli, en la iglesia romana de San Luis de los Franceses, y terminada al año siguiente. La Vocación se encuentra enfrente de El martirio de San Mateo y entre los dos cuadros, en el altar, está La inspiración de san Mateo. Estas obras están entre las primeras religiosas del pintor e impulsaron su popularidad en Roma. La pintura representa la historia que se narra en el Evangelio según san Mateo: Jesús vio un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme», y Mateo se levantó y le siguió.


La Vocación pertenece al periodo cultural llamado Barroco, que se originó en Italia y se extendió por Europa Occidental durante el siglo XVII y principios del XVII. Fue  una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes y una mala situación económica general que empeoró con las numerosas plagas de peste. El arte barroco fue utilizado como medio propagandístico para difundir la contrarreforma, ya que la Reforma Protestante originó una crisis en la Iglesia Católica. Además, España perdió su hegemonía en Europa tras la Paz de Westfalia y la Paz de los Pirineos, hegemonía que conseguiría Francia en su lugar.
Podemos distinguir tres tendencias estilísticas en el barroco, especialmente en la pintura, el naturalismo, el realismo y el clasicismo, y una mayor variedad de temas en los países protestantes.



Michelangelo Merisi da Caravaggio fue un pintor italiano considerado como el primer gran exponente de la pintura del Barroco, nacido en Milán en 1571.
Caravaggio tuvo que enfrentarse a numerosos enemigos y tuvo una trayectoria complicada. Otros pintores contemporáneos, como Floris Claes van Dijk, lo describieron así: «Después de varios años de trabajo, Caravaggio pasó de una ciudad a otra sirviendo a varios señores importantes. Es una persona trabajadora, pero a la vez orgullosa, terca y siempre dispuesta a participar en una discusión o a enfrascarse en una pelea, por lo que es difícil llevarse bien con él».

Llegó a Roma en 1592, donde trabajó durante un tiempo en el taller del artista Giuseppe Cesari. Durante esta etapa realizó sus primeras obras en las que ya se destaca un gran realismo, como son Muchacho cogiendo fruta o Cesto con frutas.
Su situación económica no era alta al dejar de trabajar con Cesari, pero entabló amistad con diferentes personajes que le ayudaron a impulsar su carrera, aunque también lo llevaron al mundo de las peleas callejeras. Pintó así la considerada su primera obra maestra, Los jugadores de cartas, que era psicológicamente más compleja. Posteriormente comenzó a realizar obras de arte para el cardenal Francesco María Del Monte y tuvo sus primeros encargos religiosos para ilustrar los templos de la contrarreforma. Se creó su fama tras Magdalena Penitente, la primera de estas pinturas.

No fue hasta el año 1600 cuando se le comenzó a considerar el pintor más famoso de Roma. Fue el encargado de decorar la Capilla Contarelli con las obras El martirio de San Mateo y La vocación de San Mateo.
Aun así, la obra de Caravaggio fue fuertemente criticada por su excesivo realismo y por no usar dibujos preparatorios. Mientras que algunos consideraban sus obras de gran talento, a otros les parecían violentas, vulgares y en contra de la doctrina católica, ya que utilizaba gente de la calle como mendigos e incluso prostitutas como modelos para santos y vírgenes.
Numerosos cuadros fueron rechazados y otros tuvo que pintarlos de nuevo, como es el caso de La conversión de San Pablo, que no gustó por mostrar al santo empequeñecido ante el caballo, y le originó varias disputas.
La muerte de la virgen fue uno de los que más polémica causó, ya que se dice que el pintor utilizó como modelo el cadáver de una prostituta encinta ahogada en el Tíber, y tampoco se aceptó que la virgen tuviera las piernas desnudas. Sin embargo, más adelante el Duque de Mantua lo compró por consejo de Rubens como un obsequio para Carlos I de Inglaterra.

En 1606, por accidente, asesinó a un hombre llamado Ranuccio Tomassoni y tuvo que huir a  Nápoles y más adelante a Malta.  Ahí se unió a la orden de Caballeros de Malta y pintó el único cuadro con su firma, La degollación de San Juan Bautista, pero fue expulsado de la Orden por «faltas a la moral y ser un miembro non grato».
Tras su expulsión se instaló en Sicilia y se le definía como hosco e insociable y dormía armado ya que estaba inseguro de su suerte, plasmando esto en su obra.

Al regresar a Nápoles su estilo siguió evolucionando con cuadros como La Negociación de San Pedro. Sufrió un intento de asesinato de origen desconocido al que sobrevivió, pero su rostro quedó desfigurado. Tras esto, ya en 1610 y en Roma, acontecieron extraños sucesos ya que un periódico de Roma dio la noticia de su muerte, pero unos días después otro periódico anunció su muerte por fiebre. Esto supuso fuertes confusiones y nunca se supo a ciencia cierta la verdad, ni se encontró su cuerpo.


En el caso de la Vocación,  es un cuadro de 3,38m × 3,48m de óleo sobre lienzo, de temática religiosa y estilo naturalista.
Representa una escena de interior en la que se distinguen dos grupos de personajes.
El primero es un grupo de hombres en torno a una mesa que se encuentran contando dinero, y el segundo, dos figuras de pie que representan a Cristo, con un halo sobre la cabeza, y a San Pedro. Éstos señalan a uno de los personajes de la mesa invitándoles a seguirles, por lo que será San Mateo, que según la Biblia era recaudador de impuestos. Él, con gesto sorprendido, parece preguntar si es a él a quien llama y se dispone a seguirles. El gesto de Cristo también recuerda a Dios al despertar a Adán en la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Mientras los dos personajes más próximos a Cristo y San Pedro observan el momento, los dos más alejados ignoran su presencia y se centran en la contabilidad, parte que representaría a las personas que, cegadas por el dinero, no ven a Dios.

Esta escena presenta un claro anacronismo, ya que encontramos a Cristo y San Pedro en el s. XVII, que reconocemos por la vestimenta de los personajes, siendo contemporáneos de Caravaggio.

El plano superior tiene un fondo neutro y una ventana. Sin embargo, el foco de luz lo encontramos en la esquina superior derecha y proviene del exterior del cuadro, creando una línea diagonal que ilumina la escena.
Para crear profundidad y volumen vemos la técnica del tenebrismo  iniciada por Caravaggio y el uso del claroscuro. Se caracteriza por el contraste de luces y sombras, que mediante una iluminación forzada deja ver entre las sombras en mayor o menor medida las diferentes figuras, creando una tensión dramática.
También es destacable el realismo de Caravaggio, que imita perfectamente materiales como plumas, pieles o telas. Este realismo junto con el tenebrismo logra un estudio psicológico de los personajes, representados con la misma humanidad sin importar su clase social.
Los colores de la obra son cálidos pero pálidos. Predominan los secundarios entre los que encontramos tonos tierra, grises o naranjas, aunque también se utilizan colores primarios como el rojo en algunas telas.


Aun con la popularidad de esta obra, la fama de Caravaggio apenas se conservó tras su muerte, posiblemente porque no creó su propio taller para difundir su estilo ni escribió nunca sobre su visión del arte. Sin embargo, su influencia en el uso del claroscuro y su técnica del tenebrismo fue muy importante, e influyó directamente en pintores posteriores como José de Ribera. Incluso se llegó a considerar una corriente pictórica dentro del barroco al Caravaggismo, con artistas que se inspiraron en él.
Otros autores posteriores recibieron esta influencia como Rubens, Rembrandt o Velázquez, que durante su estancia en Italia pudo conocer la obra de Caravaggio.
Por ello, críticos del arte como
Roberto Longhi destacan su importancia: «Ribera, Vermeer, La Tour y Rembrandt nunca podrían haber existido sin él. Y el arte de Delacroix, Courbet y Manet habría sido totalmente diferente» y hasta se le llega a comparar con Miguel Ángel.

Actualmente, solo 50 de sus pinturas se conservan,  y cinco de ellas se encuentran en España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario