domingo, 17 de marzo de 2013

Retrato ecuestre del conde duque de Olivares. Victor Tavira e Ignacio Ibañez



Retrato ecuestre del conde duque de Olivares.
Este cuadro fue pintado en 1638 por Diego Velázquez, época muy turbulenta para España, la cual estaba sumida en varias guerras. El conde duque de olivares era el valido del rey, algo así como un presidente a la usanza actual, este valido en concreto destaco por sus gran facilidad para embarcar a España en guerras para recuperar su antiguo poder.
Se le representa al valido en un caballo, cosa extraña ya que solo se solía representar a los reyes, con media armadura, sombrero, banda y una bengala que representaba su condición de jefe del ejército, con la mano izquierda sujeta las bridas del caballo que se le representa poderoso, con ganas de salir corriendo y se puede establecer un paralelismo con el ejército español, y él lo maneja con su mano y lo lanza a la batalla.
En cuanto al paisaje es un claro ejemplo del paisaje Velazqueño, se representa al fondo una batalla con el humo y se duda sobre si es la batalla de Breda de 1629 donde tuvo gran importancia el valido del rey o la batalla de Fuenterrabía sucedida un año antes en la que el conde duque no tuvo tanta importancia.
Velázquez utilizada el estilo de la pincelada suelta, lo que provocaba que de cerca no se distinguiese más que grandes manchas de color y conforme te vas alejando se ve más nítida la imagen.
Hay una gran variedad de cromática aunque predominan los colores fríos en casi todo el cuadro exceptuando los detalles dorados del caballo y armadura y el pañuelo del valido.
Las colinas se difuminan en tonos verdes y azulados dando sensación de lejanía lo que provoca una acusada perspectiva aérea
El cuadro tiene una composición diagonal desde una punta del caballo a otro, aunque en los cuadros ecuestres suele ser inversa, aunque se dice que es así porque formaría un solo cuadro con el retrato del rey Felipe IV.
En la esquina inferior izquierda se ve la “firma” de Velázquez ya que él no solía firmar los cuadros pero si deja imágenes características como estas.
Para terminar hay que destacar el gran realismo de las texturas, sobre todo en la piel del caballo

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