NACIMIENTO DE VENUS; NOELIA VAQUERO PLAZA
La obra
realizada en temple sobre lienzo y
cuyas medidas son 172.5cm por 278.5cm, actualmente ubicada en la Galería o museo Uffici, Florencia, fue realiza
por Sandro Botticelli por encargo de
Pier Francesco de Médicis (primo de Lorenzo “El magnífico”) para su hija.
Sandro Botticelli
nació el 1 de Marzo de 1445 en Florencia donde murió el 17 de Mayo de 1510, a la edad de 65 años,
tras haber realizado infinidad de obras como: “Venus y Marte” o “Palas Atenea y
el centauro” hacia 1482, “Historia de Nastagio degli Onesti”, “Virgen del
Magnificat” o “Virgen del libro” en 1483, o como es el caso el “Nacimiento de Venus” en 1485, además
viajó a Roma para decorar la Capilla Sixtina
con tres grandes frescos: “Hechos de la vida de Moisés”, “Las tentaciones de Cristo”
y “El castigo de los Rebeldes”. Pintor
cuatrocentista italiano. Cuando
nació Sandro, su hermano mayor Giovanni tenía 25 años, y se cree que lo adoptó
y lo educó. Giovanni tenía el apodo de «Botticello», de este mote deriva
el apodo de «Botticelli». Su padre lo mandó al taller de Fray Filippo
Lippi, Curiosamente, años después, Botticelli acabaría siendo maestro, y
teniendo en su taller al hijo de Filippo, Filippino Lippi. Gracias a la Adoración de
los Magos, llamó la atención de los Médicis, que rápidamente emplearon su
talento. En 1481 fue llamado por el Papa
Sixto IV para pintar frescos en
las paredes de la Capilla Sixtina.
Ya jubilado y
retirado sigue inmiscuyéndose en la vida socio-cultural de Florencia, donde en
1510 muere olvidado y es enterrado en el sepulcro familiar de la Iglesia de Ognissanti. A su muerte, el único heredero verdadero de su
arte fue Filippino Lippi.
La obra
pertenece al primer Renacimiento, a un periodo denominado el Quattrocento, Siglo XV.
El Tema. Este
cuadro de temática relacionada con la corriente neoplatónica, de grupos que
seguían a Platón y decían que el ser humano debía buscar la unidad, entre la
belleza, el amor y la verdad, cualidades presentes en Venus, simbólicamente
expresa el Nacimiento de Venus, es decir, de la unidad, la armonía, la belleza
entre los tres elementos: agua, tierra y aire. Venus emerge del mar sobre una
concha empujada por el soplo de el Dios del viento del oeste, Céfiro y su
esposa Cloris, Diosa también de la brisa, y en la orilla la se encuentra la Primavera , es decir, una Hora o una Ninfa, que la
espera para cubrirla con una capa con motivos florales.
El Espacio. Botticelli
representa a los personajes como si pertenecieran a un mundo distinto al
nuestro, un mundo idealizado, haciendo parecer a los personajes como flotando
en el aire y al mar irreal, el escenario que nos presenta Botticelli es de un
mundo maravilloso, más propio del sueño que de la realidad, lo representa así
para mostrar que el amor verdadero solo se consigue en el mundo platónico de
los sueños.
Botticelli fue
capaz de pintar la Venus
más bella de la historia del arte y además, representó la belleza en todo el
cuadro, haciéndolo bello en sí mismo. El dibujo es preciso, de trazo limpio. No
existe la preocupación por la perspectiva ni por la creación de espacio, sino
que su preocupación se centra en la línea, lo curvo, los fondos planos y la
profundidad atmosférica. Se da una leve sensación de movimiento en el aliento
que empuja.
En Las Metamorfosis de Ovideo y Poliziano,
se citan unos versos que describen su llegada:
“Por los céfiros lascivos
empujada
veríais a la Diosa que del mar salía
exprimiendo cabellera
remojada
mientras otra mano el pecho
cubría”.
Paisaje: Botticelli
opta por un sencillo fondo marino, con las riveras visibles y un grupo de
árboles para compensar el vacío que quedaba detrás de la figura de Hora. Las
olas del mar con forma de V se empequeñecen con la con la distancia y se
transforman al pie de la concha. De los árboles cuelgan frutos, las hojas, los
puntos de los frutos y el tronco se estilizan con el color dorado, así da la
sensación de que Venus abarca toda la obra. El fondo solo esta iluminado alrededor
de Venus, puesto que ella emana de la luz.
El desnudo femenino: sus contornos están trazados con un dibujo muy delicado,
animándolo con un claroscuro de tan leves gradaciones que su piel obtiene
percepciones nacaradas. El desnudo femenino considerado pecaminoso en el Arte
Medieval Cristiano, se recupera en el Renacimiento como símbolo de
inmaterialidad.
La geometría: Observamos
en el centro encerrada en un triángulo la figura e Venus, ligeramente curvada
representando en su silueta la curva praxiteliana acompañada a su derecha por
Céfiro y Cloris, que dibujan una diagonal, y a su izquierda, también formando
una diagonal, la ninfa Hora que traza con el manto con el que va a cubrir a
Venus otra línea curva cerrando así la composición por el lado derecho. La figura central Venus,
está totalmente inspirada en La
Afrodita de Cnido de Praxíteles.
Los colores: hay
un claro contraste entre las figuras femeninas (Venus aparece blanquísima) y
masculina (Céfiro, más oscuro). Los
colores son fríos primarios como azules del cielo y secundarios como verdes del
mar que resaltan en contraposición con las zonas cálidas primarias como el rojo
del manto o secundarios, naranja como el
pelo de Venus, o rosa de las flores y terciarios como marrón en el pelo de
céfiro.
Los delicados
detalles como en el vestido de Hora o el
manto bordado, tan minuciosos nos recuerdan a
la pintura flamenca de Van Eyck.
Personajes:
Céfiro y Cloris: Céfiro Dios del viento y Cloris Diosa de la brisa al desposarse
con él. En el fragmento del libro Céfiro y Flora dice: “Cierto día de primavera
Céfiro, el viento del oeste, descubrió paseando a la ninfa Cloris y al punto se
enamoró de ella. La raptó y posteriormente se casó con ella. Como prueba de
amor, Céfiro nombró a su amada reina de las flores. La concedió el poder de
germinar las semillas de las flores ornamentales y de cultivo.” Estos dos
fuertemente abrazados, simbolizan la unión de la materia y el espíritu. Alrededor
de Céfiro y Cloris hay rosas, las espinas de las rosas recuerdan el dolor que
el amor puede causar.
Una ninfa (o una Hora): A la orilla del mar, La Primavera , vestida con
un traje floreado: blanco y bordado de acianos, un cinturón de rosas y en el
cuello una guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus y símbolo del amor
eterno, la ropa en sí es símbolo también de la Primavera , conocida como
la estacón del renacer. Espera a Venus para cubrirla con una capa o manta roja
con motivos florales. Los pliegues aparecen muy marcados.
Venus: Venus emerge del mar con una delicada desnudez, en el medio de la
composición, sobre una concha (Venera), la cual flota en un mar verdoso, sus
largos cabellos cubren parte de su cuerpo y con su brazo derecho parte de su
pecho. Venus es la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. La Venus es tan bella que
apenas nos damos cuenta de la antinaturalidad del largo de su cuello, la
pronunciada caída de sus hombros y la extraña manera en la que cae el brazo
izquierdo. Botticelli se tomó tales libertades con respecto a la naturaleza
para exaltar el ideal de belleza y la armonía del dibujo. Tal es el detallismo
en Venus que más bien parece una escultura en mármol que una pintura.
La obra trata una
exaltación de la belleza femenina, la convicción cristiana del bautismo como
renacimiento a una nueva vida. En este sentido la Venera sobre la cual se
eleva Venus es símbolo de Cristo.
“¿Cuál es esa singularidad placentera que hace
que su obra tenga la propiedad de emocionarnos?” (Walter Pater)
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