LA SAGRADA FAMILIA DEL PAJARITO
Esta obra fue realizada por
Murillo en el año 1650, es un óleo sobre
lienzo de 144x188cm. Su título es La
sagrada familia del pajarito. Su nombre se debe al pajarito que el niño
Jesús sostiene en su mano derecha. Actualmente se encuentra en el museo del
Prado, Madrid, desde 1819, pero anteriormente estuvo en varias colecciones
particulares, como la colección de la reina Isabel de Farnesio y en el museo de
Napoleón. Pertenece al Barroco
naturalista que habían puesto de moda Zurbarán y Velázquez, en Sevilla. Es
de tema religioso aunque no aparecen elementos divinos o celestiales, puesto
que trata de mostrar una escena de la vida cotidiana.
El autor es Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) pertenece a la pintura
Sevillana, Sus primeras obras las realizó en el estilo frío dentro del
naturalismo tenebrista propio de Caravaggio, pero después de realizar un viaje
a Madrid y visitar las colecciones pictóricas de la Corte, cambió su concepción
de la pintura abandonando el efecto de claroscuro, esta etapa correspondería
con la etapa cálida. Se empezó a interesar por la luminosidad y las apariciones
celestiales realizadas a través de pinceladas sueltas y gran riqueza de
colores, correspondiente a la etapa vaporosa. Murillo es el pintor religioso
por excelencia, fue también un
espléndido retratista cosa inusual entre los artistas españolas de la época.
Para sus creaciones artísticas utiliza dos temas
diferentes el religioso, de estilo
sencillo y amable con protagonistas populares, pero de gran elegancia como La Inmaculada Concepción y la
representación de niños de la calle relacionados con la novela picaresca
como Los niños comiendo fruta.
En esta imagen mueble podemos ver
a la Virgen María, San José y al niño Jesús en lo que podría ser una acción cotidiana de la familia.
Es una escena figurativa que representa diferentes acciones y busca una
semejanza a la realidad. Es también, un retrato
colectivo, sedente y de cuerpo entero. En la imagen
aparece la Virgen dejando de hilar para observar como su marido y su hijo
juegan, mientras se come una manzana. San José sostiene al niño que juega con
el perro mostrándole un pajarito.
Centrándonos en cada uno de los
personajes a José se le representa por primera vez más cercano al niño que la
Virgen destituyendo a esta a un segundo plano, su rostro refleja inteligencia,
paciencia, con actitud paternal y amable. Murillo pretendía mostrar la
paternidad de José sobre Jesús.
El niño Jesús es el elemento
central de la composición. Aparece jugando típico en un niño de su edad. En
frente suyo se encuentra el perro que simboliza la fidelidad.
Con respecto a la composición las imágenes del niño y del
padre forman una figura triangular; el autor consigue una sensación de profundidad a través de la iluminación
y el tamaño de las figuras.
Refiriéndonos a los colores que siguen el estilo
naturalista podemos distinguir entre cálidos como el anaranjado de la tunica de
San José y fríos como la tunica blanca del niño. Todos secundarios o mixtos
como el marrón del pelo de San José o el granate del vestido de la Virgen. Las tonalidades de la epidermis son mas
claras en la Virgen y en el niño que en la de San José que es más morena.
También podemos ver colores más oscuros como la ropa de San José.
El autor muestra una gran
variedad de texturas con gran
detallismo como la cesta de mimbre, el pelo del perro (figura muy presente en
los cuadros de Murillo), los pliegues de los paños, la piel, las plumas del
pajarito, el hilo de la rueca, la madera del banco de carpintero.
La luz parece procedente de un foco natural que ilumina mayormente al
niño Jesús haciéndole así protagonista de
la obra. Murillo parece dejar de lado el tenebrismo aunque si aparece en
la esquina superior izquierda y en menor medida la esquina superior derecha.
Hay movimiento en la rueca de la Virgen, en la pata levantada del
perro, en el brazo de la Virgen comiéndose una manzana o el brazo derecho del
niño elevando el pajarito. El autor se inspiraba en personas de la calle o
conocidos para dar un mayor realismo a la hora de realizar sus obras.
Puede apreciarse cierta
influencia de la pintura de Rafael.
La influencia de Murillo en la pintura española se extendió hasta el
siglo XIX, fundamentalmente en Sevilla. Actualmente está considerado como uno
de los grandes maestros de la historia del arte y sus cuadros se reparten con
prestigio en todos los grandes museos del mundo.
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